El sol: tu fuente natural de felicidad y vitalidad

Nuestro astro rey, el Sol, es fundamental para la supervivencia de los seres vivos en todo el planeta. Sin embargo, quizás por ser tan habitual y estar presente en nuestro día a día, apenas le otorgamos el mérito que merece. Seguramente ya sepas que es el productor de vitamina D por excelencia, pero son muchos más los beneficios que nos ofrece, resultando fundamental tanto para la salud física como la mental. 

Para que nuestro organismo esté perfectamente equilibrado necesitamos de todos aquellos elementos que nos ofrece la naturaleza. Luz y oscuridad. Calor y frío. Día y noche. Esto hace que nuestro reloj biológico, el mismo heredado por aquellos hombres primitivos, funcione con exactitud, siendo el sol uno de los elementos fundamentales para que ese engranaje interno no se desajuste. Si quieres saber cuáles son los beneficios que nos regala el sol cada día, más allá de la vitamina D, no te quedes aquí. Sigue leyendo.

El sol como elemento sanador

Beneficios vitamina D

Casi de forma innata los seres humanos hemos sabido desde el principio de los tiempos el efecto reparador del sol. Incluso cuando se desconocían las técnicas de la medicina, se exponía a los enfermos a los rayos solares gracias a las mejoras que se producían. Muchos hospitales de principios del siglo XX lo utilizaban como una terapia más para enfermedades tan peligrosas como la tuberculosis. 

Con el paso del tiempo, y el avance dentro del mundo de la medicina, parece que vamos olvidando el poder que tienen los elementos naturales para la sanación y la prevención. Sin embargo, una exposición solar insuficiente puede originar graves consecuencias como el desarrollo de enfermedades crónicas, como expone, por ejemplo, un estudio llevado a cabo la Academia Española de Dermatología y Venereología.

9 beneficios que proporciona la luz solar

La piel humana es considerada un órgano más por el que atraviesan un buen número de componentes que regulan nuestra salud. De ahí que los rayos ultravioletas, al contactar con la piel, sean uno de los grandes benefactores. Más allá de procurarnos un bonito bronceado, también son portadores de importantes beneficios que enumeramos a continuación:

1. Un mejor descanso

La luz natural es la que regula nuestro ritmo circadiano, es decir, el que hace que el reloj biológico funcione con la precisión necesaria. Con él, nos despertamos al salir el sol y necesitamos el descanso cuando cae la noche. Esto provoca, entre otros beneficios, que disfrutemos de un buen descanso y, por lo tanto, un mejor bienestar a lo largo del día.

2. Mayor productividad y mejor rendimiento

La luz natural es la que, de forma ancestral, ha marcado el momento de iniciar la actividad. Nuestro cerebro recibe su impacto y nos mantiene alerta. En este sentido, numerosos estudios demuestran que los estudiantes y trabajadores que reciben la luz solar durante la realización de su tarea, rinden mucho más. Trabajar al lado de una ventana que esté continuamente recibiendo la iluminación natural (mejor si está abierta), consigue que los trabajadores reciban un mayor bienestar y, al mismo tiempo, duerman más y mejor durante la noche. 

Además, la exposición a la luz solar tiene un impacto beneficioso en la prevención de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia, el Alzheimer o el Parkinson. Además, un grupo de investigadores estadounidenses desveló que los adultos con altos niveles de vitamina D reducen hasta un tercio las probabilidades de sufrir alguna enfermedad que afecte a la memoria.

3. Mejor salud mental

Estar expuestos a una luz brillante hace que nuestro organismo aumente la producción de serotonina. Esta es la hormona responsable de regular los estados de ánimo y las emociones. Cuanto mayores niveles de serotonina tengamos en nuestro organismo, más animados nos sentiremos y, por lo tanto, más aumentará nuestro rendimiento cognitivo. De ahí que en zonas de poca intensidad de luz natural, se utilicen lámparas de luz brillante, especialmente durante la mañana, para evitar los estados de desánimo y depresión. 

Un estudio científico publicado en la revista Nature ha demostrado que los ratones expuestos a cantidades de luz menores y más irregulares sufren depresión y experimentan problemas de aprendizaje.

Otras investigaciones, apoyan la teoría de una mejor salud mental, porque los rayos ultravioletas, al llegar a nuestra piel aumentan la producción de betaendorfinas, produciendo un sorprendente placer. 

beneficios del sol

4. Menor tasa de enfermedades autoinmunes

Desde hace años, se viene demostrando en diversos estudios que una menor tasa de vitamina D es la causante de un aumento en enfermedades autoinmunes. Es así como enfermedades como el asma, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Crohn, tienen una incidencia más alta en aquellos países en los que la exposición solar es más baja. Estas enfermedades se caracterizan por tener el sistema inmune alterado, por lo que según este estudio, la luz solar, con su aporte de vitamina D, podría ayudar a regular.

5. Gran ayuda para la salud coronaria

La Sociedad Europea de Cardiología, tras la valoración de distintas pruebas, ha reconocido la importancia que tiene el sol en nuestra salud cardiovascular

Uno de los efectos más importantes es que cuando el sol impacta en nuestra piel le ayuda a liberar óxido nítrico en sangre que contribuye a regular la presión arterial y, por lo tanto, a reducir el riesgo a padecer una afección cardiovascular.

6. Un gran aliado de la salud visual

En la sociedad moderna se han incrementado notablemente los casos de miopía. Tras un informe realizado por la asociación Visión y Vida, se ha podido comprobar que solo en España, los jóvenes miopes alcanzan la cifra del 60%. Es cierto que son muchos los factores que influyen en este importante aumento, sin embargo, algunos estudios indican que la poca exposición a la luz solar y el incremento de las horas que pasan frente a pantallas pueden ser dos de las grandes causas. 

Lo ideal sería disfrutar de, al menos, entre 10 y 14 horas semanales expuestos al sol. Si a ello sumamos una dieta rica en antioxidantes, en la que prime la vitamina C, E, luteína y zeaxantina, entonces estaremos ofreciendo la mejor garantía para cuidar nuestra salud ocular. 

7. Mejora la microbiota

Los investigadores médicos y los resultados de sus constantes estudios, son la mejor guía para entender la influencia de ciertos elementos sobre nuestra salud. Es así como varios artículos publicados por el Instituto de la Microbiota hablan de la conexión que existe entre los rayos ultravioletas que recibe nuestra piel, y la salud de nuestra microbiota ayudando a estabilizar y mejorar su composición

8. Ayuda en la pérdida de grasa

La obesidad es uno de los problemas de salud que se produce por numerosas causas. Sin embargo, no exponerse a la luz solar puede ser otro de los factores determinantes que influyen en su desarrollo. 

La radiación ultravioleta sobre la piel previene el síndrome metabólico en varios aspectos: aumenta la sensibilidad a la insulina, reduce la grasa hepática y aumenta los niveles de óxido nítrico. Sin olvidar que, como hemos visto en el punto anterior, mejora la microbiota intestinal, fundamental para la pérdida de grasa.

9. Aumenta la producción de hormonas sexuales

La exposición a la luz natural ayuda a elevar la producción de hormonas sexuales y, por lo tanto, a sentir más deseo o lo que también se conoce como líbido.

Ya hemos visto como los rayos de sol son portadores de importantes beneficios para nuestra salud y que van más allá de su aporte en vitamina D. Sin embargo, es necesario ser responsables y no excederse en la exposición, especialmente en las horas en las que los rayos ultravioletas son más intensos y nocivos. 

A pesar de ello, disfrutar de la luz solar cuenta con muchas más ventajas que inconvenientes. Así que intenta disfrutar de ella siempre que puedas. Trabaja o estudia cerca de una ventana abierta siempre que sea posible, expón tu piel a los rayos ultravioletas cada día, mucho mejor si es por la mañana y así, además, se regulará tu ritmo circadiano. No olvides que nuestros genes están programados para disfrutar de la luz total para, después, ajustarse a la más absoluta oscuridad. Seguir este patrón es lo ideal para equilibrar nuestro reloj vital.

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